Con mucha probabilidad, Aventrot es el traductor al español del famoso Catecismo de Heidelberg. Su traducción fue realizada en 1627 y fue redactado por los profesores de la Universidad de Heidelberg,

Uno de los personajes más interesantes de la España de finales del siglo XVI y principios del XVII es Juan Bautista Aventrot (1562-1633). Aventrot había nacido en Aeltre, un pueblecito situado entre Gante y Brujas. Imbuido de una profunda fe reformada llegó a ser uno de los primeros misioneros evangélicos en España. En aquellos lamentables momentos históricos predicar a Cristo en nuestra nación podía costarle a uno la vida. Así le sucedió finalmente a Aventrot. Además de comerciante, Aventrot fue prestamista y consejero financiero de la corte española. Incluso actuó como diplomático en 1609. En su juventud residió en las Islas Canarias, concretamente en La Palma, donde se casó con María en 1589, la hija de Pablo Vandala, un mercader de Amberes y Ana de Coquies. Aventrot conocía también el resto de España, sobre todo Sevilla, e incluso visitó algunas de las colonias españolas en América, particularmente Perú. Después de la muerte de su esposa en 1609, se marchó definitivamente de España, pasando por Amberes y fijando su residencia finalmente en Amsterdam, aunque también visitó Inglaterra entre otros lugares. No conocemos la fecha de su conversión al cristianismo evangélico, pero tuvo que ser alrededor de 1610.

De entrada, su fama se debe al hecho de que, con mucha probabilidad, Aventrot es el traductor al español del famoso Catecismo de Heidelberg. Su traducción fue realizada en 1627. El Catecismo de Heidelberg, publicado en 1563, fue redactado por los profesores de la Universidad de Heidelberg, Zacarías Ursino de Breslau y Gaspar Oleviano de Tréveris. Estos teólogos llevaron a cabo esta obra a instancias del Príncipe Elector del Palatinado Federico III el piadoso. Este príncipe protestante era conocido por su intensa fe evangélica. Su lema favorito era la siguiente oración: “Señor, según tu voluntad”. Ursino, por su parte, había estudiado con Felipe Melanchthon en Wittemberg y, a su vez, Gaspar Oleviano lo había hecho con Juan Calvino en Ginebra. Este documento cristiano que conocemos como Catecismo de Heidelberg no es solamente una precisa confesión de fe reformada. Es también un escrito pastoral de primer nivel. Varios ejemplos lo demuestran palpablemente. En primer lugar, las dos preguntas con la que comienza el Catecismo y sus extraordinarias respuestas. Estas nos muestran claramente la única fuente de la verdadera paz a la que hemos sido llamados por Jesucristo:

Pregunta 1: ¿Cuál es tu único consuelo tanto en la vida como en la muerte?

Respuesta: Que yo, con cuerpo y alma, tanto en la vida como en la muerte1, no me pertenezco a mí mismo2, sino a mi fiel Salvador Jesucristo3, que me libró de todo el poder del diablo4, satisfaciendo enteramente con su preciosa sangre por todos mis pecados5 y me guarda de tal manera6 que sin la voluntad de mi Padre celestial ni un solo cabello de mi cabeza puede caer7, antes es necesario que todas las cosas sirvan para mi salvación8. Por eso también me asegura, por su Espíritu Santo, la vida eterna9 y me hace pronto y aparejado para vivir en adelante su santa voluntad10.

(1)Ro. 14:8, (2)1 Co. 6:19, (3)1 Co. 3:23, Tit. 2:14 (4)He. 2:14, 1 Jn. 3:8, Jn. 8:34-36 (5)1 P. 1:18-19, 1 Jn. 1:7, 2:2, 12, (6)Jn. 6:39, 10:28, 2 Ts. 3:3, 1 P. 1:5, (7)Mt. 10:30, Lc. 21:18, (8)Ro. 8:28, (9)2 Co. 1:22, 5:5, Ef. 1:14, Ro. 8:16, (10)Ro. 8:14, 1 Jn. 3:3.

Pregunta 2: ¿Cuántas cosas debes saber para que, gozando de esta consolación, puedas vivir y morir santamente?

Respuesta: Tres:1 La primera, cuán grande son mis pecados y mis miserias2. La segunda, de qué manera puedo ser librado de ellos3. La tercera, la gratitud que debo a Dios por esa liberación4.

(1)Mt. 11:28-30, Ef. 5:8, (2)Jn. 9:41, Mt. 9:12, Ro. 3:10, 1 Jn. 1:9-10, (3)Jn. 17:3, Hch. 4:12, 10:43, (4)Ef. 5:10, Sal. 50:14, Mt. 5:16, 1 P. 2:12, Ro. 6:13, 2 Ti. 2:15.

El otro ejemplo del valor pastoral de este Catecismo nos lo proporcionan las preguntas 27 y 28 referidas a la providencia divina:

Pregunta 27: ¿Qué es la providencia de Dios?

Respuesta: Es el poder de Dios, omnipotente y presente en todo lugar1, por el cual, como con su mano, sustenta y gobierna el cielo, la tierra y todas las criaturas de tal manera2 que, todo lo que la tierra produce, la lluvia y la sequía3, la fertilidad y la esterilidad, la comida y la bebida, la salud y la enfermedad4, las riquezas y la pobreza5 y, en fin, todas las cosas, no acontecen sin razón alguna, como por azar, sino por su consejo y por su voluntad paternal6.

(1)Hch. 17:25, 27-28, Jer. 23:23-24, Is. 29:15-16, Ez. 8:12, (2)He. 1:3, (3)Jer. 5:24, Hch. 14:17, (4)Jn. 9:3, (5)Pr. 22:2, (6)Mt. 10:29, Pr. 16:33.

Pregunta 28: ¿Qué utilidad tiene para nosotros este conocimiento de la creación y providencia divinas?

Respuesta: Que en toda adversidad tengamos paciencia1, y en la prosperidad seamos agradecidos2, y tengamos, en el futuro, toda nuestra esperanza puesta en Dios nuestro Padre fidelísimo3, sabiendo con certeza que no hay cosa que nos pueda apartar de su amor4, pues todas las criaturas están sujetas a su poder de tal manera que no pueden hacer nada ni moverse sin su voluntad5.

(1)Ro. 5:3, Stg. 1:3, Sal. 39:9, Job 1:21-22, (2)1 Ts. 5:18, Dt. 8:10, (3)Sal. 55:22, Ro. 5:4, (4)Ro. 8:38-39, (5)Job 1:12, 2:6, Pr. 21:1, Hch. 17:25.

Menos conocido, pero fascinante igualmente, es el hecho de que Aventrot intentó persuadir a los reyes de España Felipe III y Felipe IV acerca de la armonía de la fe cristiana reformada con las enseñanzas de la Biblia y de la imperiosa necesidad de otorgar libertad de conciencia y de culto a sus súbditos. Esta labor evangelística la realizó principalmente por medio de tratados o cartas traducidas a varios idiomas y enviadas a los reyes y a los nobles españoles entre otros. Entre toda su producción literaria conocida está su Epístola al Dux de Venecía (1619) una Christiana Instrvctio sobre los orígenes y la significación trascendental de la guerra que ahora conocemos con el nombre de Guerra de Treinta años (1620) y una Epístola a los Peruleros (1628). Pero sobre todo está su Epístola al Rey de España (1612) que fue su producción más usada y de la que se hicieron al menos 10 ediciones en español, latín, holandés, italiano y francés. Algunos de sus escritos fueron interceptados por la Inquisición y destruidos. Su sobrino Juan Coote, que era portador de algunos de los escritos que dirigió al rey español, fue detenido en Lisboa en 1614 y condenado a galeras. Finalmente, Juan Aventrot decidió venir en persona a España a entrevistarse con el rey Felipe IV. Entregado por éste a la Inquisición, fue torturado aun siendo ya un anciano, pero permaneció firme en su fe cristiana reformada, siendo quemado en la plaza de Zocodover en Toledo el 22 de mayo de 1633. Aventrot, pues, forma parte de ese número de creyentes de los que el mundo no era digno y que sellaron su fe con la corona del martirio (Epístola a los Hebreos 11:37-39, Libro de Apocalipsis 2:10, 6.9-11 y Evangelio de Juan 15:18-16:4).

Poseemos un extracto de una de sus cartas al rey Felipe IV, en el que se puede apreciar perfectamente su gran conocimiento bíblico y su profundo espíritu evangelístico. Reflexionado sobre el hecho de que ya en algunos lugares de Europa, en sus propias palabras, “se predica el Evangelio de la gracia de Christo”, Aventrot aboga para que así ocurra también en España y en todos sus dominios:

“... Dios quiere que en estos postreros tiempos antes de la fin del mundo el Evangelio del Reyno de Christo otra vez se predique a todas las naciones y gentes y V. Magd. con la Inquisición del Rey no impide que en vuestros Reynos en manera ninguna se predique...”

Vemos como Aventrot está familiarizado de entrada con conceptos fundamentales de la fe cristiana como es la expresión “Evangelio de la gracia de Christo”, que resume admirablemente todo el contenido de la Biblia y el ministerio de Pablo (Hechos de los Apóstoles 20:24 y Epístola a los Colosenses 1:5-6). Incluso habla de “el Evangelio del Reyno de Christo” (Evangelio de Lucas 23:42, Epístola a los Efesios 5:5, Epístola a los Colosenses 1:13, Epístola a los Hebreos 1:8 y 2ª Epístola de Pedro 1:11).También afirma categóricamente la realidad de la predicación y extensión del evangelio por todo el mundo antes del fin del mundo (Evangelio de Mateo 24:14 con 13:31-33, Libro de Apocalipsis 11:15 con Libro de los Salmos 2:8-9). Aventrot, pues, es un suma un modelo a imitar por varias razones. De entrada, por su amor por la libertad de conciencia de la que fue un pionero. Pero también por su anhelo de extender, en sus propias palabras, “el Evangelio verdadero de Christo”, en obediencia a la gran comisión del Señor a su Iglesia (Evangelio de Mateo 28:18-20).

P.S. Agradezco sinceramente a la profesora Frances Luttikhuizen la información que me ha proporcionado para la redacción de este artículo.
Artículo escrito por José Moreno Berrocal y publicado originalmente en esta página web el martes 26 de abril de 2011.